sábado, 2 de octubre de 2010

"El Consistorio y la cultura de las palomas".

Hoy, 2 de octubre de 2010 publica un artículo EL CORREO de Andalucía sobre el palomar de El Fontanal en la sección de Cultura, página 44, escrito por Edmundo Díaz Conde, y se titula...


El CONSISTORIO Y LA CULTURA DE LAS PALOMAS.-
       O estoy equivocado, o la pervivencia de un ecosistema se basa en que coexistan de forma equilibrada, en un mismo ambiente, especies distinas. Una ciudad es, después de todo, un ecosistema artificial, y lo que vale para las marismas del Guadalquivir, vale también para Sevilla, digo yo.
       Recojo las quejas de varios puñados de vecinos residentes en El Fontanal, más exactamente en el entorno de la calle Francisco de Ariño y calle Niña,  con las que me solidarizo. Desde hace más de veinte años, el esqueleto de una casa a medio edificar se ha convertido en un vergel de palomas. Qué escarnio, qué burla, qué suciedad, qué olor. ¿Cómo se puede tolerar esto en una ciudad civilizada? Si cualquiera de los lectores se aventura por esos lares, me entenderá. Me refiero a una granja aviar al aire libre, sin los debidos controles sanitarios y con el consiguiente perjuicio para los vecinos de la zona.
      Una masa descontrolada de palomas no beneficia la convivencia, y, mientras no se diga lo contrario, ni el palomo ni la paloma votan en las elecciones municipales ni cotizan a la Seguridad Social ni son sujetos de derechos humanos; una masa descontrolada de palomas, seamos justos, sólo nos ensucia las terrazas de guano. Así que no caben más que dos soluciones paralelas, yo diría. Primero, que el Ayuntamiento tome las riendas, como hizo en su día el Ayuntamiento de Lérida, o el de Orense, o el de Camas y multe a todo desaprensivo que ofrezca comida a una especie que, al menos en dicha zona, ha proliferado hasta adquirir rango de plaga; y segundo, que tome la iniciativa de desalojar por la fuerza a los centenares de palomas que amenazan la salubridad de la vida vecinal; vecinos, dicho sea de paso, con memoria, que pagan religiosamente sus impuestos y votan puntualmente a los políticos con más vocación de servicio público.
       Siempre habrá tipos pintorescos que pongan el grito en el cielo para reivindicar los derechos de las palomas y palomos. La solución sería hacer un traslado forzoso de la plaga que asola el Fontanal a la calles de aquellos que se “autoproclaman” “animalistas”, y entonces, ¡ay!, a ver cómo cacareaban.




2 comentarios:

  1. Antonio, sabes que estoy contigo, sigue luchando que a estos ya le queda poco, espero que los que vengan tenga mas sensibilidad, y si no....leña al mono.

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  2. Ánimo vecinos, caña a los ineptos.
    Ya mismo están de campaña, hay que llevar unos sacos de guano y plumas a la puerta del ayuntamiento, que es una materia natural, ecológica, para que los pogres gobiernos verdes lo reciclen y lo reconviertan en palomas sostenibles.

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